domingo, 27 de enero de 2019

LOS AMANTES DE TERUEL

LOS AMANTES DE TERUEL
Si hay una historia de amor legendaria vinculada a la España de la Edad Media, esa es la de los famosos Amantes de Teruel
Corría el siglo XIII cuando Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura, dos jóvenes enamorados desde la infancia, buscaban el momento oportuno para contraer matrimonio. Al igual que muchas tragedias románticas, ella ocupaba el cargo de rica heredera. Mientras que él apenas poseía dinero en sus bolsillos. Ante una diferencia tan clara en su condición social, la familia de Isabel dio un margen de cinco años al muchacho para conseguir hacer fortuna.

Para cumplir el pacto, don Diego marchó a la guerra. Pues por aquel entonces esta era la única salida a tan complicado problema. Sin embargo, el tiempo pasó sin noticias del enamorado, que se mantenía ocupado logrando su objetivo. Isabel nunca dejó de pensar en él, un sentimiento recíproco por parte del joven de Teruel. Una larga espera que sí terminó por impacientar al padre de la muchacha. Este decidió planificar el enlace de su hija con un hombre de noble casta y poder sin igual: don Pedro de Azagra.

Poco antes de anunciar el desafortunado casamiento, Juan Diego de Marcilla ya partía rumbo a Teruel con la fortuna amasada. Cuál fue su sorpresa cuando al cruzar a caballo las puertas de la ciudad un lugareño se acercó para informarle del flamante matrimonio de su querida Isabel. Desesperado e incrédulo ante la situación, el joven corrió hasta el hogar de la nueva pareja. Como si de una furia se tratara, entró en los aposentos de la novia y le pidió un beso de amor. Un gesto que ella rechazó por su nuevo estado. Pues sobre todas las cosas, Isabel era una mujer decente.

El terrible destino de los Amantes de Teruel
Los amantes de Teruel, separados en vida pero no en la muerte.
La muerte de don Diego llevó a Isabel hasta el mismo destino que su amado.

Ante el dolor del despecho, don Diego falleció de amor. Durante el funeral, doña Isabel se acercó al cuerpo de su amado y le cedió el beso que le había negado en vida. En ese preciso instante, la joven cayó también muerta sobre el cuerpo de don Diego. Al conocer la historia de su desafortunado romance, las dos familias decidieron enterrarlos juntos. Para que así pudieran descansar en paz durante toda la eternidad. Como ellos siempre quisieron. Desde entonces, en España se les conoce como los Amantes de Teruel.


Sus restos se encuentran hoy en día en el Mausoleo de los Amantes, anexo a la iglesia de San Pedro de Teruel. Su hermoso sepulcro, hecho a base de alabastro blanco, fue obra del artista Juan de Ávalos. 


A pesar de la gran afluencia turística que recibe cada año, algunas fuentes aseguran que los cuerpos enterrados no pertenecen a don Diego y doña Isabel. El ADN de ambos individuos data del siglo XV, una época que no corresponde con el relato original. Sin embargo, también es muy probable que las fechas exactas se confundieran con el paso de los años.

JM