lunes, 30 de octubre de 2017

EL OJO INTERIOR


“Si oculus tuus fuerit simplex totum corpum tuum lucidum erit”
El ojo interior del hombre es la razón, “potentia hominis intellectiva mens”.
Si este ojo interior es iluminado por la luz divina, él es, entonces, el verdadero sol interior por el que conocemos todos los objetos.
En tanto que la luz divina no ilumina este ojo, nuestro interior vive en las tinieblas. La aurora de nuestro interior comienza cuando esta luz se levanta.
Este sol del alma ilumina nuestro mundo intelectual, como el sol exterior ilumina el mundo exterior.
Así como, a la salida del sol exterior, los objetos del mundo sensible se nos vuelven poco a poco visibles; a la salida del sol espiritual o razonable llegan a nuestro conocimiento.
Así como la luz exterior nos ilumina por el camino de nuestra peregrinación, la luz interior nos ilumina por el camino de la salvación. Pero, así como el ojo exterior del hombre está expuesto a diferentes peligros, el ojo interior también lo está.
Este ojo interior debe conservarse sano, puro e inalterable: entonces puede elevarse, como el ojo exterior hacia el cielo; y, del mismo modo que el ojo exterior puede mirar el firmamento, las estrellas y el sol, también el ojo interior puede ver todo el cielo, a los ángeles y a Dios mismo. “Signatum est super nos lumen vultus tui” La luz de vuestra razón, Señor, está impresa en nuestro entendimiento.
“Ostendam omne bonum tibi”
¡Qué gran destino tiene el hombre interior!
Karl von Eckartshausen «La Nube Sobre el Santuario»
Imagen: 'Liber de oculis, qui vocatur Salaracer id est secreta secretorum