jueves, 23 de agosto de 2018

4 DE AGOSTO DE 1435 - LA FLOTA DE ALFONSO V ES DERROTADA EN PONZA

4 DE AGOSTO DE 1435
LA FLOTA DE ALFONSO V ES DERROTADA EN PONZA
(Hace 583 años)

Efemérides del día (Nº 49) - 4 de agosto de 1435 - la flota de Alfonso V de Aragón es derrotada en Ponza por los genoveses. (Para algunos autores, la batalla comenzó el día 5).
La batalla naval de Ponza enfrentó en 1435 a la flota de Alfonso V el Magnánimo de Aragón, que trataba de hacerse con el control del reino de Nápoles, y a una escuadra genovesa. La victoria favoreció a los genoveses, que no sólo infligieron una severa derrota a sus enemigos, sino que consiguieron, además, apresar al monarca aragonés.
En 1421, Juana II de Nápoles pidió ayuda al rey de Aragón para hacer frente a los ataques que sufría por parte del duque de Anjou y de Francisco Sforza. A cambio, la reina se comprometió a nombrar heredero del trono napolitano al aragonés. En verano de 1421 Alfonso V dirigió una primera expedición a Nápoles, de la que salió vencedor. Sin embargo, la reina Juana se desdijo de inmediato de su anterior compromiso y nombró heredero a Luis de Anjou. Esta decisión inició un prolongado período de luchas en el reino de Nápoles. Las tropas aragonesas permanecieron por dos años en suelo napolitano, lograron conquistar Nápoles a la reina Juana y a su aliado, Francisco Sforza. Tras la toma de la ciudad, Alfonso V regresó a sus estados patrimoniales, dejando a su hermano, don Pedro, como lugarteniente general del reino. Pero, aprovechando la ausencia del Magnánimo, Luis de Anjou reconquistó Nápoles, lo que obligó nuevamente a Alfonso a regresar a Italia en 1432.

La recuperación de Nápoles se convirtió para el monarca aragonés en objetivo prioritario de su política mediterránea. Durante dos años esperó, en sus bases sicilianas, el momento adecuado para atacar a Luis de Anjou. A pesar de contar con importantes apoyos entre la nobleza napolitana, la empresa del Magnánimo entrañaba el riesgo de desatar una guerra total en Italia, dada la oposición de Venecia, Milán, Florencia, Génova, el papado y el Imperio. Los infantes de Aragón (Pedro, Enrique y Juan) pusieron rumbo a Sicilia para intentar disuadir al rey de su empresa, ya que en la Península Ibérica la hegemonía aragonesa estaba seriamente amenazada por el creciente poder de Castilla. El Magnánimo accedió a regresar a España en noviembre de 1434. Sin embargo, la muerte de Luis III de Anjou dio un vuelco radical a la situación en Italia: la sucesión de Nápoles quedaba ahora vacante, al estar encarcelado en Borgoña el virtual heredero, Renato de Anjou. Cuando Juana II murió, el 2 de febrero de 1435, los partidarios del Magnánimoaprovecharon este vacío de poder para proclamar rey al aragonés.
Inmediatamente éste se dispuso a preparar una nueva campaña italiana, contando con el subsidio de 80.000 florines concedido por las Cortes. En la primera etapa de la expedición estaba previsto el sitio de la fortaleza de Gaeta. Una escuadra genovesa, compuesta por cinco naves y dirigida por Blas de Axárate, acudió a la zona para romper el cerco aragonés. El enfrentamiento naval entre las dos flotas se produjo en aguas de la isla de Ponza, en el golfo de Gaeta, el 4 de agosto de 1435. Se entabló una lucha brutal. Hubo gran número de víctimas en ambos bandos. La escuadra genovesa destruyó por completo las naves aragonesas. Se suele atribuir la derrota a un error táctico del propio Alfonso V, que se empeñó en embarcar en la nave capitana, lo que entrañaba el riesgo de deshacer la flota en caso de que el rey fuera apresado o herido. Tanto el Magnánimo como sus hermanos, los infantes don Enrique y don Juan, cayeron en manos de los genoveses, además del príncipe de Tarento, el duque de Sesa y más de un centenar de caballeros catalanes, aragoneses, sicilianos y castellanos. Alfonso V y sus hermanos fueron llevados a Saona, para desde allí poner rumbo a Milán. En esa ciudad quedaron bajo la custodia del duque Felipe María Visconti, señor de Génova, que les trató conforme a su rango.
La noticia del desastre de la flota aragonesa llegó a Barcelona el 29 de agosto de 1435, y causó una gran conmoción. Pero, a pesar de su cautiverio, Alfonso V aprovechó la hospitalidad del duque de Milán para pactar con él provechosas alianzas. Éstas se concretaron en un pacto para atajar la creciente influencia francesa en Italia y en un acuerdo para el reparto de sus futuras conquistas italianas. El duque de Milán reconoció a continuación a Alfonso V como rey legítimo de Nápoles y anunció su voluntad de no intervenir en el conflicto napolitano. El Magnánimo, por su parte, se comprometió a auxiliar a Felipe María Visconti en caso de que fuera atacado por Francisco Sforza y renunció a Córcega, Portovenere e Ilica. Poco después, Alfonso V y sus hermanos fueron puestos en libertad, previo pago de un rescate de 30.000 florines que recaudó, en Aragón, el rey de Navarra.
Con el paso del tiempo, la batalla de Ponza fue adquiriendo relevancia, tanto por su tradición literaria (inspiró a don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana su poema Comedieta de Ponza, que pretendía emular el poema de Dante), como por su consecuencias posteriores. Después de su liberación, Alfonso V permaneció definitivamente en Italia. El 20 de enero de 1436, concedió plenos poderes a su hermano, el infante don Juan, rey de Navarra, para gobernar la Corona de Aragón por delegación suya. Mientras don Juan reinaba en Aragón, Alfonso reemprendía la conquista de Nápoles, empresa que no culminaría hasta 1442-1443.
Fuente: Texto extraido de www.enciclonet.com:http://www.enciclonet.com/articulo/ponza-batalla-de-1435/


Juan de Juanes se basó en un retrato de Pisanello. Alfonso V de Aragón (1416-1458) viste armadura de época de Carlos I de España. La cabeza sin cubrir expresa su condición pacífica. En primer término, encima de la mesa, se presentan objetos significativos: corona (rey), yelmo (conquistador) y libro abierto (cultura). Este último denota su amor por la cultura y figura asimismo en la corona, la cortina del fondo, el pomo de la espada y el lateral del casco. La corona está ornamentada con piedras preciosas en su aro y cuernos de la abundancia, símbolo de la prosperidad. El libro muestra título y autor: "DE BELLO CIVILI LIB. I" y "C. IVLI. CAESARIS" (La guera civil de Julio César), y une la condición militar con la sabiduría, las armas y las letras. A través del ventanal se observa un paisaje con ruinas romanas, y se ha postulado que aparece el Castel Nuovo de Nápoles, residencia del rey de Aragón tras su conquista de Nápoles.



AE