LA CRUZ DE CARAVACA
Leyenda Murciana.
(Julia Mayo)
Cuenta la leyenda que en 1231, el rey musulmán Ceyt Abuceyt, señor de la fortaleza de Caravaca, quiso emplear en distintos oficios a los numerosos prisioneros cristianos; y quiso
hacerlo de acuerdo a las habilidades que tenían antes de caer en cautividad. De este modo, fue preguntando a cada uno de los
prisioneros cuál había sido su oficio, y los fue utilizando como herreros, carpinteros, albañiles, alfareros o agricultores.
Al llegar a un tal Ginés Pérez Chirinos, natural y vecino de la ciudad de Cuenca, le preguntó por su oficio, y éste le respondió que era sacerdote. Sintió entonces el rey moro una tremenda curiosidad
por conocer más detalles de aquella profesión, y siguió haciéndole
preguntas. Quiso saber después Ceyt Abuceyt en qué consistía
aquella ceremonia de la Misa, de la que hablaba el sacerdote de Cuenca. Y le pidió a Pérez Chirinos que la celebrara en su
presencia. El sacerdote le respondió que para hacerlo necesitabael ajuar de la liturgia además de la hostia para consagrar. El rey moro insistió en su empeño y envió emisarios a Cuenca para conseguir lo que el sacerdote
necesitaba. Trajeron los moros el cáliz, las ropas y hasta la hostia sagrada. Pero, cuando Ginés Pérez Chirinos comenzó a celebrar la Misa, se dio cuenta de que le faltaba lo más importante, la cruz. Y en ese momento, desde lo alto de la improvisada capilla se vio una cruz de madera, de doble travesaño, bajada por dos ángeles que la depositaron sobre el
altar. El milagro de la aparición supuso la
conversión del rey moro y el paso de los territorios a manos templarias.
BIBLIOGRAFIA:
Esta historia la he sacado de un autor anónimo pues ha sido transmitida de boca en boca de manera oral. Es una leyenda Murciana.
Esta historia la he sacado de un autor anónimo pues ha sido transmitida de boca en boca de manera oral. Es una leyenda Murciana.
JM