miércoles, 10 de abril de 2019

11 DE ABRIL DE 1241 - LA BATALLA DE MOHI

11 DE ABRIL DE 1241
LA BATALLA DE MOHI
(Hace 778 años)

Efemérides del día (Nº 298) – 11 de abril de 1241: Batu Kan vence a Béla IV de Hungría en la Batalla de Mohi.

La batalla de Mohi, o batalla del río Sajó (en húngaro, muhi csata'), acaeció el 11 de abril de 1241 y en ella se enfrentaron los tártaro-mongoles y el Reino de Hungría durante la invasión mongola a Europa. 


En 1223 el Imperio Mongol en expansión derrotó al ejército conjunto ruso-cumano en la batalla del río Kalka. Los cumanos se retiraron a Hungría, país que llevaba intentando convertirlos al cristianismo y expandir su influencia sobre estas tribus desde hacía décadas. El rey húngaro Béla IV incluso había comenzado a utilizar el apelativo "Rey de los Cumanos". Cuando estos refugiados, aproximadamente 200.000 (varones, incluyendo 40.000 guerreros, mujeres, ancianos y niños)​ buscaron asilo en su reino, parecía que al menos una parte había aceptado el dominio húngaro. Los mongoles los consideraban sus esclavos y veían a los húngaros como sus rivales, por lo que consideraron la migración cumana como casus belli. En su ultimátum también culparon a Hungría de enviar espías.
La amenaza tártara se abalanzó sobre Hungría en medio de un período de revueltas políticas. Tradicionalmente, la base del poder real lo constituían los vastos territorios pertenecientes al rey. Bajo Andrés II, las donaciones de tierras por parte de la corona alcanzaron un nuevo máximo, provincias enteras se traspasaron e incluso el rey Andrés II dijo que "la medida con la que medir la generosidad del rey no tiene medida". Después de que Béla IV heredara el trono de su padre, comenzó a reconfiscar las donaciones que hiciera y a ejecutar o expulsar a sus consejeros. Asimismo, denegó el derecho de los nobles a tener audiencias personales y sólo aceptó peticiones por escrito en su cancillería. Incluso hizo retirar las sillas de la sala del consejo para obligar a todo el mundo a que estuviera de pie en su presencia, lo que causó gran revuelo entre los nobles. Los refugiados cumanos hicieron que su posición mejorara y de paso acrecentó su prestigio entre los círculos eclesiales al convertirlos, pero también causó muchos contratiempos. Las costumbres de los cumanos, nómadas de tradición, resultaron incompatibles para convivir con los húngaros, ya sedentarios, y los nobles se quedaron anonadados cuando vieron que el rey apoyaba a los recién llegados y no a ellos.


LA BATALLA
Los mongoles atacaron Europa con tres ejércitos (en total 150.000 hombres). El primero penetró en Polonia para contrarrestar cualquier apoyo polaco, derrotando a Enrique II el Piadoso (duque de Silesia) y a los Caballeros Teutónicos en la batalla de Liegnitz. Una fuerza atacó por el sur, en Transilvania, derrotando a los voivodas y aplastando al ejército húngaro de Transilvania. Las fuerzas principales conducidas por Batu Kan y Subotai atacaron la misma Hungría por el paso fortificado de Verecke, aniquilando al ejército dirigido por el Nádor de Hungría el 12 de marzo de 1241.
Béla IV comenzó a movilizar a sus huestes y envió sus tropas, incluidas las cumanas, a Pest. Federico II Babenberg, duque de Austria y Estiria, también se unió a estos ejércitos para prestarles ayuda, así como un numeroso ejército de caballeros templarios bajo las órdenes del maestre Rembald de Voczon, quienes ya se hallaban en suelo húngaro desde hacía más de un siglo, teniendo Estados en la región de Croacia y Dalmacia, otorgados por los reyes Emérico y Andrés II de Hungría. Igualmente los ejércitos húngaros estaban asistidos por los Caballeros hospitalarios estefanitas, una orden de caballería húngara independiente que había partido originalmente de la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén. Justo entonces el conflicto entre cumanos y húngaros dio lugar a numerosos disturbios, en los que el kan cumano, quien había permanecido bajo la protección personal del rey, fue asesinado. Algunas fuentes señalan que el duque Federico instigó esta revuelta, aunque el papel que desempeñó es poco claro. Los cumanos creían que habían sido traicionados y abandonaron el país con dirección sur saqueando todo en su camino. La movilización realizada por el rey fue un completo desastre. Muchos contingentes no llegaron nunca a Pest y otros fueron masacrados por los cumanos renegados o por los mongoles antes de llegar. Muchos nobles rehusaron tomar parte en la campaña porque odiaban al rey y deseaban su caída. Apenas unos pocos creían que el ataque de los mongoles fuera una seria amenaza a la seguridad del reino y se consideraba que la falta de los cumanos era menor y normal. Esta actitud pudo haber contribuido a la muerte del kan cumano Kuthen.
La vanguardia mongola alcanzó la ciudad de Pest el 15 de marzo y comenzó a realizar pillaje en el área circundante. El rey Béla prohibió a sus hombres que les atacasen, ya que su ejército aún no estaba listo. Aun así, el duque Federico hizo caso omiso y les atacó, derrotando a una pequeña partida de saqueo, de modo que Béla lo tildó de cobarde. Tras este "heroico" acto, Federico se retiró a sus posesiones. Ugrin Csák, el arzobispo de Kalocsa intentó también atacar a un contingente mongol, pero fue desviado con artimañas hasta unos pantanos, donde su caballería pesada quedó irremediablemente perdida. Él mismo apenas pudo escapar y salvar su vida.
Finalmente, el rey decidió ofrecer batalla a los tártaros, pero éstos comenzaron su retirada, lo que afirmó la opinión de los nobles de que aquellos no suponían una amenaza y que el comportamiento del rey no había sido precaución, sino cobardía. Tras una semana de marchas forzadas y ataques enemigos, el ejército húngaro alcanzó el río Sajó, entonces desbordado. Allí fue donde pararon para descansar y esperar refuerzos. El rey y sus aliados aún no sabía que el grueso del ejército mongol, que contaba entre 20.000 y 30.000 hombres por los aproximadamente 15.000 del variopinto ejército húngaro, estaba presente en el terreno boscoso de la orilla más alejada del Sajó. El precavido rey ordenó construir un campamento fuertemente fortificado con carretas.
Es poco probable que los tártaros quisieran originariamente cruzar un río ancho y peligroso para atacar un campamento fortificado, sino que más bien el plan original fuera atacar a los húngaros mientras cruzaban el río, del mismo modo que en la batalla del río Kalka. Sin embargo, nunca sabremos lo que los generales mongoles tenían en mente. Sabemos que un esclavo ruteno de los tártaros escapó hasta el campamento húngaro y que les avisó que atacarían de noche el puente sobre el Sajó.
Los húngaros aún seguían sin creer que fuera un ataque a gran escala, pero las tropas del príncipe Colomán, duque de Eslavonia y hermano menor de Béla IV, y las fuerzas del arzobispo Ugrin Csák junto con el maestre templario dejaron el campamento para sorprender a los mongoles y defender el puente desprotegido. Llegaron a medianoche, el sol se había escondido a las 18:29, así que tuvieron que marchar 7 kilómetros en plena oscuridad. Es poco probable que los tártaros quisieran atacar de noche, ya que los arqueros a caballo evitan ese tipo de combates, pero sí querían cruzar el río para poder atacar al amanecer. Cuando Colomán y Ugrin llegaron, encontraron a los mongoles desprotegidos y a medio cruzar el río, por lo que les obligaron a presentar batalla con éxito, consiguiendo una gran victoria en el puente, que según sus restos tenía un mínimo de 200 metros de largo). Los mongoles no esperaban en absoluto tropas de ballesteros, quienes infligieron numerosas bajas en sus fuerzas. Los húngaros dejaron algunos soldados que guardasen el puente y regresaron al campamento, lo que hace pensar que aún no sabían que el grueso del ejército enemigo estaba allí. Cuando llegaron a su base, sobre las 2 de la mañana, celebraron la victoria.
La inesperada victoria húngara obligó a los generales mongoles a modificar sus planes. El general Sejban fue enviado al norte, hacia un prado con una fuerza menor para cruzar el río y atacar por la espalda a la guardia del puente. Sobre las 4 de la mañana, cuando apenas comenzaba a despuntar el día, comenzaron a cruzar. Entretanto, Subotai se dirigió al sur para construir un puente secundario mientras los húngaros estuvieran enzarzados en el puente principal, aunque permitió a Batu desarrollar un plan en el que se utilizarían gigantescos lanzapiedras, algo que los húngaros probablemente nunca habían visto, con los que aniquilar a los ballesteros. Al amanecer, Batu Kan y siete de sus lanzapiedras atacaron a los guardias húngaros del puente, quienes, tras la llegada de Sejban y sus hombres, se tuvieron que retirar. El grueso del ejército mongol consiguió cruzar el río cerca de las 8 de la mañana.
Cuando los húngaros en retirada llegaron al campamento base, despertaron a los otros. Colomán, Ugrin y el maestre templario salieron del mismo para enfrentarse a los atacantes, mientras que el resto permaneció allí, creyendo que era otro ataque menor y que el Príncipe Colomán se alzaría con la victoria de nuevo. Pero cuando el Príncipe y el arzobispo presenciaron la horda de tártaros que se avecinaba se dieron cuenta de que no era un ataque menor, sino una verdadera invasión de las fuerzas de choque del ejército asiático. Tras unos duros combates, resolvieron volver al campamento para reforzar las posiciones y unirse al grueso de las tropas. Estaban muy desilusionados, ya que el rey ni siquiera había despachado órdenes para preparar la batalla. Ugrin reprochó al rey por sus errores en público y aunque finalmente el ejército húngaro avanzó, el retraso dio el tiempo suficiente a Batu para terminar de cruzar el Sajó. Entonces se entabló una fiera lucha: los europeos sobrepasaban en número a las tropas de Batu y éstos no eran capaces de moverse con la rapidez acostumbrada porque el río estaba a sus espaldas. Una fuente chino-mongola menciona que Batu perdió 30 de sus guardaespaldas y a uno de sus lugartenientes, Bakatu, y sólo la determinación personal y la bravura de Batu hicieron que la horda no se rompiera y huyera del campo de batalla. En ese mismo momento, Subotai, que se había retrasado por haber estado construyendo el puente, atacó el flanco de los húngaros, causando el pánico entre sus filas y obligándoles a retirarse.
Es posible que los europeos pudieran haber defendido su campamento, pero su avance no fue efectivo y estaban aterrorizados por las flechas incenciarias, lo que provocó numerosas muertes por aplastamiento en el tropel que se formó en sus propias filas. Finalmente, los desmoralizados soldados se volvieron e intentaron escapar a través de un hueco que los mongoles dejaron a propósito, ya que sabían que a los soldados que huyen se les puede matar más fácilmente que a los que se ven obligados a morir luchando por tener cortada la vía de escape. Sin embargo, las bajas mongolas habían sido tan numerosas que, llegado este punto, Batu no quería perseguir a los húngaros. Subotai lo animó a hacerlo y finalmente atacaron con gran éxito. El arzobispo Ugrin murió en el combate, pero Kálmán y Béla pudieron escapar, aunque las heridas del Príncipe eran tan serias que falleció poco después. Los húngaros perdieron cerca de 10.000 hombres y no fueron capaces de reunir otro ejército con el que contener al resto de la horda. Tras la victoria, los tártaros se reagruparon y comenzaron el asalto sistemático del resto de la nación.
Fuente:
Wikipedia.



Imagen:
Rey Bela IV de Hungría.
De Graphyc artist personel of the company. - Szellemvilág.hu, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8869000


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