30 DE MAYO DE 1431
JUANA DE ARCO ES EJECUTADA EN RUAN
(Hace 588 años)
Efemérides del día (Nº 347) – 30 de mayo de 1431: Juana de Arco es quemada viva por la iglesia en Ruan (Francia).
Ver http://clubsigillumtempli.blogspot.com/…/23-de-mayo-de-1430…
Durante su juicio que tuvo lugar en Ruan, entre el 21 de febrero y el 23 de mayo de 1431, fue inicialmente acusada de herejía y sometida a intensos interrogatorios. Mientras transcurría el proceso fue encarcelada en una de las torres del castillo de Felipe II que posteriormente pasó a llamarse «torre de la Doncella».
El proceso se inició el 21 de febrero con cerca de ciento veinte participantes. Entre los más activos: los canónigos Jean d'Estivet y Nicolas Loyseleur y Nicolas Midy, emisario de la universidad de París. Pierre Cauchon, arzobispo de Beauvais se encargó de dirigir la investigación y de presentar cargos contra la acusada. La tarea no resultó sencilla porque Juana no mostraba el aspecto habitual de los herejes, parecía ser una buena cristiana convencida de su misión. Aun así, el tribunal no tardó en encontrar argumentos en su contra: vestía como un hombre, abandonó a sus padres y esas voces que decía oír solo podían tener origen demoníaco. En total, se presentaron contra ella hasta setenta cargos siendo el más grave de todos el de Revelationum et apparitionum divinorum mendosa confictrix (invento de falsas revelaciones y apariciones divinas).
En el mes de mayo el tribunal dictó sentencia y consideró que era apóstata, mentirosa, sospechosa de herejía y blasfema hacia Dios y los Santos, lo que llevó a su condena. Su intento de recurrir la decisión ante el papa fue ignorado.
Muerte
El 24 de mayo, en el cementerio de Saint-Ouen en Rouen, el tribunal que la juzgó escenificó un simulacro de hoguera con el fin de asustarla y de que así reconociera públicamente los hechos de los que se le acusaba. Bajo presión, y con la promesa verbal de que así dejaría de estar bajo custodia inglesa para ingresar en una cárcel eclesiástica, firmó su confesión, reconociendo haber mentido en relación a las voces que decía escuchar y admitiendo la autoridad de la Iglesia. Sin embargo, al ver que regresaba con los ingleses al mismo recinto en el que había estado, se consideró engañada y dos días después se retractó de lo firmado.
Ante la marcha atrás de Juana, el tribunal la declaró recaída en sus errores pasados (relapsus) y la condenó a morir quemada en la hoguera. El 30 de mayo de 1431, tras haber sido confesada y haber comulgado, Juana de Arco, vestida con una túnica, escoltada por los ingleses, fue llevada hasta la plaza del Viejo Mercado (place du Vieux-Marché) de Ruan, donde previamente se habían levantado tres estrados. El primero para el cardenal Winchester y sus invitados, el segundo para los miembros del tribunal y el tercero para la sentenciada a muerte. Tras ser leída su sentencia, fue guiada hasta la hoguera.
Tras su muerte, los ingleses apartaron los trozos de madera empleados en la hoguera para asegurarse de que no había escapado y de que el cuerpo desnudo era el de la condenada. El fuego se avivó con brea y aceite y permaneció así durante varias horas hasta que lentamente el cuerpo fue reducido totalmente a cenizas, a excepción de algunos restos óseos que fueron posteriormente esparcidos en el río Sena. La metódica cremación del cuerpo pretendía evitar el culto posterior.
Consecuencias políticas
La muerte de Juana de Arco la convirtió en un mártir en los ojos de los franceses. Eso fortaleció a Carlos VII aún mas, mientras que los borgoñeses, asustados por ese desarrollo de los acontecimientos, decidieron por ello arrimarse otra vez a él y dejar su alianza con los ingleses por temor a tener que atenerse en un futuro a consecuencias negativas para ellos por haber entregado a Juana de Arco a los ingleses. Todo esto y la necesidad de Carlos VII de hacer una alianza con ellos para poder vencer a los ingleses llevó al Tratado de Arras, que fue acordado el 21 de septiembre de 1435, en la que los borgoñeses reconocieron a Carlos VII como rey de Francia a cambio de concesiones. Esa alianza fue la que llevó a la posterior derrota definitiva de los ingleses en la guerrra de los cien años, que terminó en 1453.
Revisión del juicio y absolución
La mayoría de los datos sobre su vida se basan en las actas de aquel proceso judicial pero, en cierta forma, están desprovistos de crédito, pues, según diversos testigos presenciales del juicio, fueron sometidos a multitud de correcciones por orden del obispo Pierre Cauchon, así como a la introducción de datos falsos. Entre estos testigos estaba el escribano oficial, designado solo por Cauchon, quien afirma que en ocasiones había secretarios escondidos detrás de las cortinas de la sala esperando instrucciones para borrar o agregar datos a las actas.
Veinticinco años después de su condena, el rey Carlos VII instigó a la Iglesia a que revisara aquel juicio inquisitorial, dictaminando el papa Nicolás V la inconveniencia de su reapertura en aquellos momentos, debido a los recientes éxitos militares de Francia sobre Inglaterra y a la posibilidad de que los ingleses lo tomaran, en aquellos delicados momentos, como una afrenta por parte de Roma. Por otro lado, la familia de Juana también reunió las pruebas necesarias para la revisión del juicio y se las envió al papa, pero este se negó definitivamente a reabrir el proceso.
A la muerte de Nicolás V, fue elegido papa el español Calixto III (Alfonso de Borja) el 8 de abril de 1456, y fue él quien dispuso que se reabriera el proceso. La inocencia de Juana fue reconocida ese mismo año en un proceso donde hubo numerosos testimonios y se declaró herejes a los jueces que la habían condenado. El 7 de julio de 1456, el veredicto de la comisión rehabilitó plenamente a Juana. Finalmente, ya en el siglo XX, en 1909 fue beatificada por el papa san Pío X y posteriormente declarada santa en 1920 por el papa Benedicto XV. Ese mismo año fue declarada como la santa patrona de Francia.
Influencia en la cultura popular.
La fama de Juana de Arco se extendió inmediatamente después de su muerte: fue venerada por la Liga Católica en el siglo XVI y adoptada como símbolo cultural por los círculos patrióticos franceses desde el siglo XIX. Fue igualmente una inspiración para las fuerzas aliadas durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Fuente:
Wikipedia.
Imagen:
Escudo de Armas de Juana de Arco.
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