domingo, 7 de enero de 2018

LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO

¿Cuál es la verdad sobre los Rollos del mar Muerto?.
Los Manuscritos del Mar Muerto o Rollos de Qumrán, llamados así por hallarse en grutas situadas en Qumrán, a orillas del mar Muerto, son una colección de 972 manuscritos.
La mayoría de los manuscritos datan de entre los años 250 a. C. y 66 d. C., antes de la destrucción del segundo Templo de Jerusalén por los romanos en el año 70 d. C.

Hace más de cincuenta años, la piedra que lanzó un pastor beduino a una cueva condujo a lo que algunos han calificado como el mayor hallazgo arqueológico del siglo XX. Tras investigar el ruido que produjo la piedra al romper una vasija de barro, el beduino halló el primero de los Rollos del mar Muerto, como se les llamó más tarde.
ESTOS rollos han sido centro de atención y de polémica tanto en los círculos de eruditos como en los medios de comunicación. Entre el público abunda la confusión y la desinformación. Se han esparcido rumores sobre maniobras de encubrimiento inducidas por el temor de que los manuscritos revelen datos que debiliten la fe de cristianos y judíos. Pues bien, ¿cuál es su verdadera trascendencia?. Después de más de medio siglo, ¿conocemos todos los hechos?.
¿Qué son los Rollos del mar Muerto?.
Los Rollos del mar Muerto son antiguos manuscritos judíos, la mayoría de ellos redactados en hebreo, si bien hay algunos en arameo, y unos pocos, en griego. Muchos de estos rollos y fragmentos cuentan con más de dos mil años de antigüedad, pues datan de antes del nacimiento de Jesús. Entre los primeros que se consiguieron de los beduinos había siete manuscritos largos en diferente estado de conservación. A medida que se exploraron más cuevas, se fueron hallando otros rollos y miles de fragmentos. Entre 1947 y 1956 se descubrieron documentos en un total de once grutas de las proximidades de Qumrán, cerca del mar Muerto.
Tras ordenar el material hallado, se reunieron ochocientos manuscritos, una cuarta parte de los cuales, es decir, poco más de doscientos, son copias de porciones del texto hebreo de la Biblia. El resto son antiguos escritos judíos no bíblicos, tanto apócrifos como seudoepigráficos.*
Entre los escritos que más entusiasmaron a los eruditos figuraban documentos hasta entonces desconocidos. Contenían interpretaciones de asuntos de la ley judía, reglas para la comunidad de la secta que habitaba Qumrán, oraciones y poemas litúrgicos, así como obras escatológicas que revelan creencias sobre los últimos días y el cumplimiento de las profecías bíblicas. También se hallaron documentos únicos: los precursores más antiguos del comentario versículo por versículo de los textos bíblicos.
¿Quiénes escribieron los Rollos del mar Muerto?.
Diversos métodos de datación de documentos antiguos indican que los manuscritos se copiaron o redactaron entre el siglo III a.E.C. y el siglo I E.C. Algunos especialistas han aventurado la posibilidad de que ciertos judíos de Jerusalén ocultaran los escritos en las cuevas antes de la destrucción del templo, en 70 E.C. Sin embargo, la mayoría de los investigadores consideran que esta opinión no armoniza con el contenido de los documentos, pues muchos exponen creencias y costumbres que contradecían las de las autoridades religiosas de Jerusalén. Los manuscritos revelan la existencia de una comunidad que creía que Dios había rechazado a los sacerdotes y el servicio del templo de Jerusalén, y que veía en el culto que le rendía ese grupo del desierto una especie de sustituto del servicio del templo. Parece poco probable que las autoridades del templo de Jerusalén escondieran una colección que tuviera tales documentos.
Aunque es muy posible que existiera una escuela de copistas en Qumrán, lo más probable es que los creyentes recogieran muchos de los rollos en otros lugares y los llevaran allí. En cierto sentido, los Rollos del mar Muerto forman una amplia biblioteca, y como tal, quizá contenga una gran variedad de ideas que no reflejan necesariamente las creencias religiosas de sus lectores. No obstante, los textos que aparecen en numerosas copias contienen, con toda probabilidad, los intereses y doctrinas del grupo.
¿Eran esenios quienes residían en Qumrán?.
Si esos rollos componían la biblioteca de Qumrán, ¿quiénes residían allí? El profesor Eleazar Sukenik, que obtuvo tres rollos para la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1947, fue el primero en proponer que habían pertenecido a una comunidad de esenios.
Este grupo era una secta judía de la que hablaron escritores del siglo I E.C., como Josefo, Filón de Alejandría y Plinio el Viejo. El origen exacto de aquel movimiento es motivo de especulación, pero parece que surgió durante el conflictivo período que siguió a la revuelta de los Macabeos, en el siglo II a.E.C.* Josefo se refirió a la existencia de la secta durante esa época cuando detalló las diferencias entre sus creencias religiosas y las de los fariseos y saduceos. Plinio ubicó la comunidad de los esenios cerca del mar Muerto, entre Jericó y En-guedí.
El profesor James VanderKam, especialista en los Rollos del mar Muerto, indica que “los esenios que vivían en Qumrán eran tan solo una pequeña parte del movimiento”, el cual, según Josefo, ascendía a unas cuatro mil personas. Aunque no encaja perfectamente con todos los detalles, la imagen que proyectan los textos de Qumrán parece aproximarse más a los esenios que a cualquier otro grupo judío de la época.
Hay quienes han afirmado que el cristianismo tuvo su origen en Qumrán. Sin embargo, al comparar las creencias religiosas de la secta de Qumrán y las de los cristianos primitivos se ven muchas y llamativas diferencias. Los escritos de Qumrán revelan reglas del sábado muy estrictas y una preocupación casi obsesiva por la pureza ceremonial (Mateo 15:1-20; Lucas 6:1-11). Lo mismo puede decirse de la vida de los esenios al margen de la sociedad, su creencia en el destino y la inmortalidad del alma, la importancia que daban al celibato y las ideas místicas sobre la adoración junto con los ángeles. Todo ello pone de manifiesto que este grupo estaba en total desacuerdo con las enseñanzas de Jesús y las de los cristianos primitivos (Mateo 5:14-16; Juan 11:23, 24; Colosenses 2:18; 1 Timoteo 4:1-3).
Se desvanecen los rumores de encubrimiento.
En los años posteriores al hallazgo de los Rollos del mar Muerto, se publicaron varias obras que pusieron a disposición de eruditos de todo el mundo las primeras averiguaciones. Pero en el caso de los miles de fragmentos de una de las grutas, conocida como la cueva 4, hubo muchos más problemas. Se hallaban en manos de un pequeño equipo internacional de expertos creado en el Museo Arqueológico de Palestina, en Jerusalén oriental (entonces parte de Jordania), del que no formaba parte ningún erudito israelí ni judío.
El equipo adoptó la norma de negar el acceso a los rollos hasta la publicación de los resultados oficiales de su investigación. El número de especialistas se mantenía limitado, y cuando alguno moría, solamente se elegía un sustituto. La cantidad de trabajo exigía un equipo mucho más amplio y, en ocasiones, mayor pericia en hebreo y arameo antiguos. James VanderKam lo expresó de la siguiente manera: “Ocho expertos, por muy cualificados que fueran, formaban un equipo demasiado pequeño para encargarse de decenas de miles de fragmentos”.
Tras la guerra de los Seis Días (1967), Jerusalén oriental y sus rollos cayeron en manos israelíes, pero no hubo ningún cambio en los criterios del equipo de investigación. Como el retraso en la publicación de los rollos de la cueva 4 se prolongó durante décadas, varios eruditos levantaron las voces en protesta. En 1977, el profesor Geza Vermes, de la Universidad de Oxford, lo llamó el escándalo académico por excelencia del siglo XX. Se comenzaron a propagar rumores de que la Iglesia Católica ocultaba deliberadamente información que causaría estragos en el cristianismo.
Por fin, en la década de los ochenta se incrementó la cantidad de investigadores a veinte. Entonces, en 1990, bajo la dirección del editor en jefe recién nombrado, Emanuel Tov, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, el equipo aumentó de nuevo hasta alcanzar más de cincuenta especialistas, y se fijó un calendario estricto para la presentación de las ediciones eruditas de los rollos restantes.
En 1991 llegó por sorpresa un avance muy importante. Primero se publicó A Preliminary Edition of the Unpublished Dead Sea Scrolls (Edición preliminar de los Rollos inéditos del mar Muerto), una obra que se llevó a cabo con la ayuda de computadoras y basándose en una copia de la concordancia del equipo. Después, la Biblioteca Huntington, de San Marino (California), anunció que pondría a disposición de los eruditos el juego completo de fotografías de los rollos. Al poco tiempo, con la publicación del libro A Facsimile Edition of the Dead Sea Scrolls (Edición en facsímil de los Rollos del mar Muerto) se sacaron a la luz las fotografías de los rollos anteriormente inéditos.
De modo que durante la última década, todos los Rollos del mar Muerto se han hecho disponibles para su examen. La investigación demuestra que no había nada oculto. Ya que se están publicando las ediciones oficiales definitivas de los rollos, solo cabe esperar que comience el análisis exhaustivo. Ha nacido una nueva generación de expertos en los manuscritos. Ahora bien, ¿qué importancia tiene esta investigación para los estudiantes de la Biblia?
[Notas]
Tanto los apócrifos (literalmente, “ocultos”) como los seudoepigráficos (literalmente, “escritos falsamente atribuidos”) son obras judías de entre el siglo III a.E.C. y el siglo I E.C. La Iglesia Católica Romana acepta los libros apócrifos como parte del canon inspirado de la Biblia, mientras que los judíos y los protestantes los rechazan. Los seudoepigráficos a menudo son ampliaciones de historias bíblicas, escritas en el nombre de algún personaje famoso de la Biblia.