SU SIMBOLO MILENARIO EN ESPIRAL,EL NUMERO AUREO
Y EL CICLO GALACTICO DE 25920 AÑOS.
Su origen se remonta milenios a.c no esta claro su origen.
Las casillas … La división de la espiral en 64 casillas coincide con la del tablero de ajedrez y con la del antecedente del parchís, el caupur, todos ellos basados en el esquema del asthâpada hindú, un diagrama de 8 x 8 cuadrados, del que aquéllas son variantes más o menos complejas; este número 64 es también el de los hexagramas del I Ching cuyas combinaciones, que surgen del “machihembrado” de los dos trigramas básicos, constituyen la totalidad del mundo manifestado.
Del mismo modo se dice que la cifra 63, la totalidad de las “figuras” de la espiral del Juego de la Oca, “es el último número del universo creado, expresa el fin de un ciclo, el cierre de un anillo, el término de una carrera”, y completa el conjunto de la manifestación junto al número 64, que ocupa en el juego la posición central representando la Unidad metafísica … 64, por reducción de sus cifras componentes, equivale a 1 … (6+4=10) … (1+0=1).
Se podrían aún señalar otras muchas correspondencias, como las 64 puertas del Paraíso de Vaikuntha, morada celestial de Vishnú y equivalente al símbolo cristiano de la Jerusalén Celeste, pero nos limitaremos a comentar que la cifra que nos ocupa, 64, es submúltiplo del número cíclico fundamental 25920 (el Gran Año pitagórico), que mide la precesión de los equinoccios, lo cual conviene al simbolismo cíclico de la espiral en el juego como representación del mundo manifestado en su doble dimensión de espacio y tiempo.
En primer lugar debemos analizar el “Campo de Batalla” … Existe una manifestación clara de la dualidad entre la forma cuadrada del tablero, y la forma circular en la que puede inscribirse la espiral, que no es sino una secuencia numérica que concluye en el denario final (la casilla central, cuya cifra es 64, donde 6+4=10), símbolo de la Unidad Principal que “engendra” todos los seres, como la unidad matemática “produce” todos los números.
Se podrían aún señalar otras muchas correspondencias, como las 64 puertas del Paraíso de Vaikuntha, morada celestial de Vishnú y equivalente al símbolo cristiano de la Jerusalén Celeste, pero nos limitaremos a comentar que la cifra que nos ocupa, 64, es submúltiplo del número cíclico fundamental 25920 (el Gran Año pitagórico), que mide la precesión de los equinoccios, lo cual conviene al simbolismo cíclico de la espiral en el juego como representación del mundo manifestado en su doble dimensión de espacio y tiempo.
En primer lugar debemos analizar el “Campo de Batalla” … Existe una manifestación clara de la dualidad entre la forma cuadrada del tablero, y la forma circular en la que puede inscribirse la espiral, que no es sino una secuencia numérica que concluye en el denario final (la casilla central, cuya cifra es 64, donde 6+4=10), símbolo de la Unidad Principal que “engendra” todos los seres, como la unidad matemática “produce” todos los números.
La espiral … Es el símbolo más antiguo del mundo. Para muchas culturas representaba el ciclo nacimiento-muerte-renacimiento, es decir, la vida sin principio ni fin, la eternidad. Aparece en todas las latitudes del globo terráqueo: en India, África, China, América y, por supuesto, Europa.
El movimiento rotatorio de la espiral está presente en la Naturaleza, sin ir más lejos en nuestra propia galaxia. Nuestros antepasados tenían otros elementos a su alcance, como las conchas de los caracoles, en cuya espiral perfecta se inspiraron los griegos para establecer la medida áurea de la geometría, plantas y flores, los remolinos de viento y agua, los nidos de los pájaros, el ombligo, la coronilla de la cabeza, la propia capacidad humana para girar y formar círculos y los movimientos del Sol y la Luna observados desde la Tierra, que nacen, mueren y renacen.
Todo ello quedó plasmado en las pinturas rupestres, en los petroglifos y en algunas representaciones de la Divinidad.
Se dan en la configuración numérica de la espiral otras cifras muy significativas, especialmente 7 y 9, que fragmentan la totalidad inicial (63) en siete sectores de nueve casillas, división que ofrece un notable parecido con las representaciones tradicionales de la escala planetaria o las figuraciones de los “cielos” o “paraísos” medievales, en los que cada esfera estaba bajo la “influencia” de un astro, y cuya vinculación con el proceso iniciático es más que evidente.
Recordemos en los misterios mitraicos, por ejemplo, el papel de la escala de siete peldaños asimilados a los siete metales astrológicos, o en el ritual masónico, los siete escalones de la escalera de caracol que simbolizan “las siete fases del proceso de iniciación, los siete niveles de consciencia y las siete artes liberales”.
Las pruebas iniciáticas … Volviendo a los números, observamos que también se cuentan entre las casillas que constituyen las “venturas” y “desventuras” del juego hasta un total de siete (el Puente, la Posada, los Dados, el Pozo, el Laberinto, la Cárcel y la Muerte), o nueve según otros autores, que incluyen la duplicidad de los Dados (casillas 26 y 53) y añaden la casilla 63 (la puerta del Jardín de la Oca).
Disco de Phaistos y el Escudo de Aquiles …
Disco de Phaistos y el Escudo de Aquiles …
El disco de Phaistos, es un disco de arcilla cocida impreso por ambas caras con una línea en espiral a lo largo de la cual discurren 61 casillas historiadas con diversas representaciones y que fue descubierto en 1908 en la isla de Creta y datado como del año 2000 a.C., el antecedente más antiguo del Juego de la Oca