sábado, 23 de septiembre de 2017

TEMPLARIOS: ¿HEREDEROS DEL ISLAM?

Acusados de herejes, de amigos del islam, de «sodomía» y otros actos «nefandos y contra natura», no podrían comprenderse las acciones de los templarios –durante y después de la conquista de los Santos Lugares– si se obvia la importancia de las antiguas religiones que, como la de los sabeos, habían colonizado Oriente próximo hasta la llegada de Mahoma, ni de sectas chiíes como las de los cármatas, sufíes y hashashins, que surgieron con posterioridad.
Muchos historiadores sostienen que fueron los templarios quienes llevaron a Occidente todo el saber aprendido de sectas islámicas. El conocido académico Robert Graves, por ejemplo, apunta que la masonería «fue introducida en Escocia bajo el disfraz de un gremio de artesanos a principios del siglo XIV, gracias a los templarios, y que proviene de los sufíes, los místicos del islam en su vertiente chií ismailita». Para otros investigadores, «la reforma de la masonería en Londres, a principios del siglo XVIII, cometió un grave error histórico, ya que confundió con hebreos sus términos sarracenos, por lo que la antigua tradición, de un origen sufí, quedó desvirtuada».
Pero es que ni tan siquiera las órdenes de caballería se inventaron en Occidente. Al contrario, fueron copiadas de las existentes en el mundo islámico desde muchos siglos antes. De esta opinión es Joseph von Hammer-Purgstall en su obra Sobre la caballería de los árabes anterior a la de Europa y sobre la influencia de la primera sobre la segunda. También el jurista y filólogo Alí al-Sulami, en Futuwah, tratado de caballería sufí, recuerda que es precisamente en estas órdenes islámicas donde se encuentran las referencia a los nueve grados de jerarquía, siendo los tres primeros el de aprendiz, compañero y maestro.
El sheikh Fadlallah Haeri, en Los elementos del sufismo, indica que «muchos caballeros del Temple, que viajaron con los cruzados a tierras musulmanas, recibieron la influencia de las prácticas sufíes que allí conocieron, adoptándolas y adaptándolas». Explica además que la ceremonia de iniciación al paso de maestro en la masonería, introduciendo al aspirante en un ataúd para hacerle morir y renacer simbólicamente, tiene que ver con el «muere antes de morir» propugnado por el profeta Mahoma, que luego recogió la tradición sufí cuando recuerda que «hay que morir primero para despertar en la iluminación»
Por José Mesa Zambrano