26 DE MARZO DE 1091
LOS ALMORÁVIDES ENTRAN EN CÓRDOBA
(Hace 928 años)
Efemérides del día (Nº 282) – 26 de marzo (¿27?) de 1091: en la Península Ibérica, los almorávides entran en Córdoba.
Se conoce como almorávides (en árabe, المرابطون [al-murābiṭūn], y este del singular مرابط [murābiṭ], es decir, «el morabito», especie de ermitaño musulmán) a unos monjes-soldados salidos de grupos nómadas provenientes del Sáhara. Los almorávides abrazaron una interpretación rigorista del islam y unificaron bajo su dominio grandes extensiones en el occidente del mundo musulmán con las que formaron un imperio centrado alrededor de Marruecos, a caballo entre los siglos XI y XII, que llegó a extenderse principalmente por las actuales Mauritania, Argelia, Marruecos y la mitad sur de la península ibérica.
Movimiento religioso y político surgido entre los bereberes cenhegíes del Sáhara occidental, tribus nómadas y camelleras, logró extenderse por el Magreb occidental, unificar por primera vez el territorio del moderno Marruecos, extenderse por al-Ándalus e implantar una variante única del islam en la región, el sunismo malikí. Su expansión por el Magreb supuso el fin de la supremacía de los tradicionales rivales de los cenhegíes, los bereberes cenetes, que habían dominado la región hasta entonces y la victoria de los nómadas sobre los habitantes sedentarios de la zona. La defensa de la ortodoxia religiosa, que satisfizo a los influyentes jurisconsultos islámicos, y la abolición de los impuestos no canónicos, bien vista por la población en general, facilitaron la expansión almorávide.
Con su llegada a la península ibérica en el 1086, comenzó un largo periodo de la historia andalusí caracterizado por la intervención de tres dinastías magrebíes (las de los almorávides, los almohades y los benimerines) cuyas hegemonías estuvieron separadas por periodos de reacción peninsular (reinos de taifas). Los magrebíes, hasta entonces en posición de inferioridad frente a los andalusíes, pasaron a dominar en la región, merced a su capacidad de formar un Estado centralizado que podía resistir las acometidas de los Estados cristianos del norte peninsular.
A la rápida expansión le siguió una veloz decadencia, por la falta de solidez del nuevo imperio. El apogeo y el comienzo de la decadencia, debida a la incapacidad almorávide de poner freno a la expansión de los Estados cristianos ibéricos, al aumento del descontento andalusí y a la imparable expansión almohade, se dieron en el largo reinado del tercer emir, Alí ibn Yúsuf. Mientras las campañas en al-Ándalus contra los Estados cristianos absorbían gran parte del poderío militar del Imperio almorávide, en el Magreb surgió un foco rebelde en la población montañesa, masmudí, el movimiento almohade, que acabó por destruirlo. En la caída contribuyeron también el descontento de la población por el gran poder de los alfaquíes malikíes, los abusos de los soldados y el aumento de los impuestos para mantener a los ejércitos.
Véase:
https://es.wikipedia.org/wiki/Almor%C3%A1vides
Imagen:
Alfaquí con discípulos. Los alfaquíes fueron partidarios decididos de los almorávides, a los que veían como revitalizadores de la ortodoxia islámica y azote de los licenciosos monarcas andalusíes.
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