lunes, 8 de enero de 2018

SOBRE LA RIQUEZA DE LOS TEMPLARIOS

¿Quién poseía más riquezas, los caballeros templarios o la orden de los jesuitas...?
Sin lugar a dudas los templarios, dado que sus fortunas han llegado hasta el presente con otros nombres y manejos.
Cuando asciende Felipe IV como rey, los templarios eran quienes administraban eficientemente el tesoro del rey de Francia, por lo que hasta ese momento habían sido muy estimados por la corona. Nunca quedó muy claro las razones por las cuales Felipe el Hermoso se pronunció tan salvajemente contra los templarios. Lo cierto es que había quedado endeudado con ellos y no tenía cómo pagarles la deuda. La otra posible razón era la fidelidad que tenía la Orden del Temple hacia el papa, a quien Felipe veía como una amenaza permanente. También puede haber sido por las riquezas que poseían y que Felipe ambicionaba pasarlas al tesoro real.
Fuera una o todas las causas, el 13 de octubre de 1307, Felipe ordenó el arresto de todos los templarios que se encontraban en territorio francés acusándolos de herejía, basándose en una serie de acusaciones de 1305 transmitidas al Papa por un ex miembro de la Orden, Esquieu de Floyran, quien OBRE LA RIQUEZA DE LOS TEMPLARIOSaseguraba que los templarios adoraban a un ídolo llamado Bafomet, que renegaban de Cristo y que cometían sodomía, entre otras cosas escandalosas. Felipe mandó arrestar a unos dos mil templarios, entre los cuales estaba el Gran Maestre General de la Orden, Jacques de Molay. En 1309 Clemente V traslada la sede papal de Roma a la ciudad de Aviñón, que por aquel entonces no era territorio francés, sino que pertenecía al Reino de Nápoles, que a su vez era vasallo de la Iglesia. Aunque el papa había prometido que para 1311 regresaría a Roma, su salud se deterioró considerablemente y la presión que ejercía sobre él Felipe el Hermoso, no le permitieron cumplir con la promesa. Además, Aviñón era estratégica por estar amurallada, por la posición geográfica cercana a Francia y al Imperio, lo que le permitía pedir la protección al rey o al emperador respectivamente en caso de necesitarla.
Clemente V le escribe a Felipe una larga carta explicándole que había sospechas sobre la verdadera naturaleza cristiana de la hermandad templaria reproduciendo las acusaciones de Esquieu de Floyran. Felipe encontró el pretexto perfecto para incumplir el pago. Ordenó a sus hombres que reunieran, arrestaran y encarcelaran a todos los templarios de Francia. Felipe los acusó de los pecados más atroces que se pudieran suponer para aquella época. Usó como base los de Clemente y le agregó otros cuantos de su cosecha. Los acusó de apostasía o renuncia a los votos de lealtad militar a Cristo. A la herejía e idolatría e inclusive le agregó la sodomía, la que en alguno que otro caso debió ser cierta por lo que cuentan los glosadores de aquellas épocas. Cualquiera de estos “crímenes”, por si solos e individualmente, justificaba, en aquella época, la muerte de los acusados, y los templarios no eran culpables de nada de lo enumerado por Felipe, tal vez con excepción de la sodomía que se practicaba nostalgiosamente en la Europa medieval en los lugares donde no había burdeles, especialmente en los asedios y las largas excursiones de guerra. Eventualmente, si se cometía era puertas adentro. Pero Felipe vio en esta falsa acusación una oportunidad extraordinaria para eliminar a la temida y siempre poderosa orden templaria de Francia y apoderarse de sus riquezas para el tesoro y para sí mismo. Felipe tomó como una verdad ex cathedra la carta de Clemente V al que le exigió que actuara canónicamente en consecuencia.
Clemente, que también les temía a los templarios, aceptó realizar una Inquisición especialmente convocada para investigar las acusaciones que había inventado Felipe a instancias suyas. Como verán, estos dos personajes, apilaron una cretinada sobre otra. Clemente emitió una bula papal el 22 de noviembre, ordenando que los templarios debían ser detenidos y torturados por toda Europa, lo que nunca se supo muy bien cómo ocurrió.
¿De dónde habían obtenido los Templarios tanto dinero y poder militar?
De los saqueos, el pedido de rescate por los prisioneros que capturaban con vida, si tenían la suerte de que fueran califas o jeques ricos. Independientemente de lo que le prestaron a Felipe de Francia, mandaron a construir una flota de barcos con los que pudieran hacer las travesías necesarias de Europa a Tierra Santa con la infantería las armas y los caballos. Sin embargo, las cruzadas se fueron extinguiendo en desastres cada vez más grandes y los Caballeros del Temple usaron la flota para comerciar los frutos de sus granjas que los franceses manejaban muy bien. Establecieron varias rutas marítimas que unían los puertos europeos, los balcánicos y los del Mediterráneo mesoriental. Fueron eficientes porque usaron los sistemas de navegación por los astros de los normandos, de los que algunas veces fueron enemigos, y otras, aliados, pero como gente práctica los contrataron como timoneles y contramaestres de sus naves. Por el momento solo se animaban a cruzar las columnas de Hércules como llamaban al Estrecho de Gibraltar para circunnavegar Europa y África no mucho más allá de las Islas Canarias. Recalaban en ciertos puertos que eran estratégicos y que pudieran ser defendidos desde tierra, los templarios lograron dominar puertos en la Bélgica flamenca, en Flandes, La Rochelle que era una especie de ombligo atlántico de Francia y los de Marsella y Colliure cerca de los Pirineos Catalanes en el Mediterráneo. Todo iba muy bien hasta que se inicia la cruel, y sanguinaria persecución de 1307.
El capitán del puerto, tomó la determinación de hacerse a la mar y escapar de La Rochelle, antes que las autoridades galas les confiscaran la flota de 13 naves con bandera de la Orden del Temple. Nunca más se supo de esa flota, ni de los capitanes ni los caballeros que lograron abordar las naves. La flota fantasma de los templarios fogoneó el misterio de esta orden al extremo porque se especuló que se llevaron los tesoros más valiosos que alcanzaron a rescatar de la codicia desmedida de Felipe IV. Las especulaciones incluían entre los tesoros al Santo Grial.
Hay un puñado de posibilidades que pueden tener alto grado de certeza a la vista de eventos posteriores. Uno de los primeros destinos podría haber sido el reino de Portugal, ya que la corona tenía pésimas relaciones con Francia y necesitaba guerreros para cuidarse de los moros a quienes tenían de indeseados vecinos. Algunos años después de la eventual llegada a Portugal, se formó Orden de Cristo y en el presente hay católicos tradicionalistas que juran descender de los caballeros templarios tanto en Portugal como en Galicia en España. La cruz gallega se parece y mucho a la templaria. Se especula que Vasco da Gama haya podido acceder al conocimiento que tenía la flota templaria de las costas de África y de esa forma se explicaría por qué la Orden de Cristo invirtió tantos fondos en la exploración marítima.
Por su parte, Escocia como destino, ya no entra en el grado de especulación, sino que los templarios conocían perfectamente la ruta hasta Argyll, al Noroeste de Glasgow que por aquel entonces era un villorrio. Coincide con la época en la que vivió Roberto I de Escocia que había sido excomulgado por el Papa por su rebeldía y estaba en plena guerra de la independencia contra Inglaterra. Roberto I había caído prisionero y sin embargo con apenas un puñado de hombres, en 1309, fue rescatado. Hay quienes sostienen que los organizadores de ese rescate fueron los Templarios, que al establecerse en Escocia y declararse enemigos del Vaticano habrían formado varias logias y sociedades secretas que terminaron conjugándose en la masonería del Rito Escocés. Los documentos admitidos y autorizados por los masones que siguen este rito, dicen que no casualmente el origen del mismo tuvo lugar luego de la primera Cruzada, simultáneamente en Escocia, Francia y Prusia, pero por razones desconocidas cayó en desuso desde mediados del Siglo XVII, resurgiendo fuertemente con posterioridad en los Siglos XVIII y XIX.
Fuente: LOS LOBOS DE ROMA, CHIADO EDITORIAL.